Con apenas 21 años, Candela Foresto tiene el aplomo basquetbolístico y el recorrido en primera división propio de una jugadora mucho más experimentada. Desde muy chica (muy chica en serio) se acostumbró a destacarse en las canchas rosarinas, provinciales y nacionales ante rivales de mayor talla y edad. Su talento y picardía le permitieron estar a la altura. En los últimos meses Candela asumió su segunda experiencia en la Liga Argentina y su primera estadía profesional en el exterior. Y resalta cosas muy positivas de esta aventura en el básquet de México junto a la interna Julia Centurión, otra santafesina, en este caso de Villa Gobernador Gálvez.
En la última etapa de la fase regular con Marineras de Puerto Vallarta, la ex Atalaya y Temperley dialogó con Febasantafe.
“Fue una experiencia hermosa, que no hubiese sino tan buena sino venía con Julia, ya que somos amigas desde hace tiempo. Fue clave para no sentirnos solas y disfrutar el torneo”, explica Foresto desde la hermosísima ciudad balnearia mexicana, enclavada en la costa del pacífico, allí en el estado de Jalisco.
“Pude aprovechar todo, no sólo lo deportivo y basquetbolístico, sino la experiencia de vida, lejos de casa, en otro país, lejos de la familia, con horas de diferencia. Pero no me quejo, estoy muy contenta de haberla vivido”, relata Candela, campeona con Santa Fe del Argentino en mayores e inferiores, además de ser habitual de los seleccionados rosarinos.
“Se extraña mucho a la familia y a los amigos, pero el poder dar este salto en lo profesional lo veo como algo muy importante. No me arrepiento de nada. Es lógico reconocer que hay días en los que no tuviste un buen partido o estás bajoneada y te da ganas de estar en tu casa, pero a través de una videollamada lo podés solucionar. Estamos en una ciudad muy linda y eso hace que sea más fácil”, analiza Foresto, quien venía de jugar la Liga Femenina en Corrientes Básquet y por eso estiró su salida fuera de tierras santafesinas.
“En lo grupal no tuvimos buenos resultados y no nos fue bien en el torneo pero me enfoqué en hacer un buen campeonato en lo personal para ayudar al equipo, y eso me mantuvo. Quizás de no tomarlo de esa manera hubiera sido muy frustrante perder tanto. Le busqué el lado positivo a todos para aprovechar la experiencia, que no es algo que aparezca tan seguido”, analizó la base rosarina quien tiene un gran concepto de la Liga Femenina de México: “Es muy dura, de un gran nivel, con muchas jugadoras estadounidense experimentadas que le dan un salto de calidad. Nuestro equipo es muy joven, porque tengo 21 años y soy de las más grandes, pero los otros planteles tienen jugadoras con recorrido. Es, además, un torneo con mucho roce físico”.
“Me sirvió para medirme. Crecer como jugadora y ver también que hay cosas por mejorar. En eso quizás haya sido mejor estar en un equipo con tanta juventud porque me permitió jugar los 40 minutos y en otros elencos no hubiera tenido tanto tiempo en cancha y no hubiera podido crecer tanto. Con el correr de los partidos siento que estuve a la altura, pero en el inicio me costó”, agregó.
Su trayecto por los torneos de Santa Fe le dan autoridad para hablar sobre los torneos, aunque sus palabras van hacia el sentimiento y el afecto más allá del respeto y la competencia deportiva: “Se extrañan mucho los torneos de Santa Fe y con la camiseta de Santa Fe. Desde el Argentino y la Copa Santa Fe que no juego, pero son muy buenos tanto desde la experiencia basquetbolística como fuera del deporte. Tuve la suerte de compartir con amigas y grandes jugadoras, porque también se comparte con rivales”.
Foresto es otra santafesina que se destaca en el mundo del básquet, pero que siempre mira a su tierra con el objetivo del regreso y resalta la competencia en la creció. Todo un sello de los jugadores y jugadoras formadas en la provincia.
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