El caudal de jugadores y clubes no se agota. Es causalidad y no casualidad. No todos lo tienen
Representar una tierra, un origen, sentir un afecto especial por una camiseta. Identificarse con una idea, generar pertenencia, conocer defectos y virtudes, aprender a organizarse y a crecer con lo propio pero nutriéndose con aprendizajes de lo ajeno en el afán de una mentalidad superadora.
El básquet de Santa Fe, con aciertos y errores, siempre fue protagonista importante del contexto nacional con la promoción de jugadores e instituciones al máximo nivel y nunca se frenó ese afluente de caudal importante, porque el trabajo y la pasión de la base nunca para, y porque también se impulsó una estructura que defiende la tradición, pero la adapta. Conocerse para mejorar, respetarse para ser respetado y ganar prestigio. Ampliar para leer la nota completa.
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Por David Ferrara
Representar una tierra, un origen, sentir un afecto especial por una camiseta. Identificarse con una idea, generar pertenencia, conocer defectos y virtudes, aprender a organizarse y a crecer con lo propio pero nutriéndose con aprendizajes de lo ajeno en el afán de una mentalidad superadora.
El básquet de Santa Fe, con aciertos y errores, siempre fue protagonista importante del contexto nacional con la promoción de jugadores e instituciones al máximo nivel y nunca se frenó ese afluente de caudal importante, porque el trabajo y la pasión de la base nunca para, y porque también se impulsó una estructura que defiende la tradición, pero la adapta. Conocerse para mejorar, respetarse para ser respetado y ganar prestigio.
No es casualidad que los torneos interasociaciones motiven, que ganen en repercusión y cuidado hacia sus protagonistas. Que la rueda permita reinvertir en eso. Se siente, se palpita, se organizan los viajes, se viven las convocatoria, se disfruta el éxito y se atesoran los recuerdos como un título en el primer escalafón. Porque se logra muchas veces con amigos y representando de dónde somos. Aquel que lo discuta o desconozca simplemente carece de algunos conceptos básicos que te ayudan a ser una mejor persona.
No es casualidad que las ligas provinciales de menores y mayores ganen en presencia y entusiasmo en cada año, que los clubes deseen vivirlas para competir pero también para formar y vivir la experiencia. Una experiencia distinta, que involucra mucho más que una pelota de básquet y un par de aros, pero que también tiene que ver con aquel caudal de jugadores y entrenadores que siempre está.
Y por estas tierras también ofrece un marco que intenta ser mejor a cada paso, con espacio para la repercusión, para que haya trascendencia y para que todos tengan su oportunidad. No pasa en todas partes y por eso hay que destacarlo y defenderlo, porque después podría ser tarde.
Los lugares se dan, se buscan, se merecen y se ganan y por eso tanto el masculino como el femenino tuvieron un trabajo de apoyo que logró hechos inéditos en los últimos tiempos, pero siempre sin despegarse de la idea prioritaria que es ampliar la base. Pero hay que sumarle una idea clara, que es respetar el federalismo, la idiosincrasia, la tradición (que no es lo mismo que costumbre). A veces parece que nada importa o que todo da lo mismo, que cualquiera puede cambiar todo en un minuto a riesgo de cometer un gran error casi por capricho. Basta con escuchar a los jugadores decir que se trata de torneos apasionantes para entender lo realmente importante. Alguna vez habrá que escuchar lo que los protagonistas fundamentales tienen para decir. ¿O no?
Por eso, en este momento de espera y de básquet individual pero con alma de equipo, se sueña con el regreso de las ligas provinciales, con los Argentinos y con los interasociaciones. Porque Santa Fe siempre jugó y formó. Y lo seguirá haciendo.
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